Un grupo de profesionales de varias ramas ideó una organización sin fines de lucro para prevenir y visibilizar el abuso sexual a niños y adolescentes. Qué recomendaciones, consejos y propuestas plantean para impedir este tipo de delitos.

Según UNICEF, en América Latina, cada hora 230 niños son explotados sexualmente, casi el 50 por ciento de esa cifra por sus familiares directos.

Un humilde depósito en el barrio porteño de Mataderos es el lugar donde la ONG Basta ASI (Abuso Sexual Infantil) empieza a desandar un largo camino de ayuda para las jóvenes víctimas de delitos contra la integridad sexual. Hace tan sólo 6 meses que la entidad nació impulsada por un grupo de trabajadores judiciales que siguieron causas similares y dijeron: “Basta, hay que hacer algo”. Su titular es Jorge Daniel Ponce, abogado y fiscal Penal y Contravencional de la C.A.B.A.

Es un equipo de 40 personas, en general ONG Basta ASI, contra el abuso sexual infantil, Jorge Ponce;operadores judiciales que decidieron abocarse a combatir un problema muy delicado como el acoso, y en especial, el que sufren los chicos. A partir de vivir desde adentro la problemática y la burocracia judicial se interesaron por “las cuestiones relacionadas a los derechos de las víctimas sumado a otras situaciones particulares que vivieron integrantes de la asociación”.

El objetivo es generar conciencia proponiendo cambios y reformas. Así, desarrollaron proyectos en materia de prevención, detección, visibilización y tratamiento de las víctimas. Su lema es “trabajar en defensa de los Derechos de la Infancia, visibilizando y luchando en contra del abuso sexual infantil en un doble estándar: que la sociedad hable del tema para poder prevenir”, aseveró Ponce

En el marco del proyecto de Reforma Integral para el Tratamiento en la Investigación de los Casos de ASI,  es muy importante detectar comportamientos extraños en los niños. Los indicadores o indicios que puedan mostrar van desde el miedo, rotundos cambios de comportamiento, trastornos de sueños, ataques de ira o ansiedad así como cambios en hábitos alimenticios o temores inexplicables a ciertas personas. Y en los adolescentes, problemas con figuras de autoridad, fobias, anorexia, bulimia, obesidad, mentiras fugas del hogar hasta problemas de drogas o intentos de suicidio.

El especialista en Derecho Penal ejemplificó que “de un aula de 30 chicos, 4 o 5 sufrieron alguna situación de acoso. Por este motivo,  se tiene que trabajar en la prevención y en la víctima porque puede ser cualquiera: un maestro, el profesor del club, el cura, el padre, un amigo, el tío, el padrino, y puede pasar en cualquier lado: en tu casa, Iglesia o colegio. El pedófilo puede estar mimetizado en cualquier persona”.

En tanto, Ponce explicó que, en general, los chicos abusados “nunca van a contar lo que vivieron” porque “son amenazados de agresión física” por el abusador, o porque “tienen el temor de ser separados de su familia, o el miedo a que no les crean o por vergüenza y culpabilidad”.

Una de las iniciativas de la entidad es la creación de un cuerpo de abogados, psicólogos y psiquiatras especializados. En ese sentido, el fiscal porteño destacó que es importante “escuchar a los chicos y no hacerles juicios de valor. Tampoco retarlos ni contradecirlos. Ellos sienten culpa y vergüenza por lo ocurrido”.

En el plano judicial y ante un caso confirmado, Basta ASI plantea modificar el modo en que se atiende a los jóvenes abusados en los trámites periciales en este tipo de causas. Una de las medidas es a través de la Creación del Centro de Atención para Niños Víctimas y Testigos (Canvit) donde los psicólogos y psiquiatras controlen el examen a distancia con un sistema de audio y video teniendo presente el “interés superior del niño para que no se sienta invadido por los operadores”.  Y tratan de derribar un mito: “Los chicos no mienten, ellos hablan con sus gestos, por eso hay utilizar la tecnología como prueba”, explicó Ponce quien va por todo al intentar presentar sus proyectos a la Comunidad Europea que financia proyectos relacionados con los derechos humanos porque entienden que es “un drama mundial”.

Por último, deja otro consejo a los padres: “Lo importante es hablar con nuestros hijos para que nos pidan ayuda cuando les pase algo. Explicarles que si alguien les propone un secreto es malo y que el abuso en general ocurre en un círculo de confianza”.