Nahuel García, Coordinador de Cine en Movimiento

“Para nosotros es una batalla sacarle un pibe a la calle”

Cine en Movimiento es una iniciativa que nació hace 14 años por impulso de documentalistas que salieron a contar su situación social cercana. Desde Florencio Varela enseñan lenguaje audiovisual

a niños, niñas y jóvenes.

Foto: Patrick Haar

Cine en Movimiento es una iniciativa que nació hace 14 años por impulso de documentalistas que salieron a contar su situación social cercana. Desde Florencio Varela enseñan lenguaje audiovisual a niños, niñas y jóvenes.

La asociación civil es un equipo de diez personas que dicta un taller de cine para jóvenes todos los martes a la tarde en La Casona de Villa Vatteone, ubicada en el partido bonaerense de Florencio Varela. Sus fundadores fueron los hermanos Nahuel, Ramiro y Alejo García, junto a Martín Elsesser, los mismos que coordinan hoy una ONG que nació tras las crisis del 2001 para que la comunidad cuente sus historias de vida desde su lugar: el barrio.

“Cine en movimiento es una elección de vida, lo que nosotros hacemos es cine comunitario, y trabajamos en pareja pedagógica entre el cine y lo social, con psicólogos y trabajadores sociales. Buscamos que los pibes puedan utilizar la herramienta audiovisual para expresar lo que ellos quieren, que puedan decir desde qué lugar y desde dónde hablan para que nadie lo haga por ellos”, explicaron Nahuel y Martin sobre el gen de esta iniciativa que nació con una camada de documentalistas que salieron a contar la situación social del país.

La Casona es un espacio en cuyo salón de usos múltiples (SUM) reinan las cámaras, una computadora para editar y afiches con actividades en diferentes barrios, como el recital que compartieron con León Gieco.

Allí se lleva adelante esta iniciativa desde el 2005 y dónde se erige un icono en permanente renovación: el Centro de Producción. “No nos interesa aburguesarnos, sino estar en constante movimiento para seguirle el ritmo a los chicos”, expresó Nahuel en la puerta del mural que pintaron los chicos en homenaje a Alejo, su hermano fallecido y mentor del movimiento.

El comienzo fue el documental El tren blanco, por el cual fueron invitados al Festival de Berlín pero donde se dieron cuenta que no les interesaba “toda la pompa y el show” sino que “tenían ganas de estar en la calle”.

Así, salió el rodaje del cortometraje Los de andar con pies descalzos y Los nadies, donde los chicos que vivían en la estación de trenes de Liniers contaron su historia de vida en la ranchada.

El trabajo en equipo es fundamental en esta iniciativa artística de entusiastas cineastas y humildes jóvenes que se olvidan de sus problemas cotidianos cuando agarran una cámara o piensan una historia para contar a través de la lente. Participan todos los compañeros, con idas y vueltas, y también el barrio.

“Es tan importante la conformación del grupo como la resolución final del video. No pretendemos ir a festivales de cine sino que la prioridad es la compañía, decir quiénes somos y que nos pasa, y que le pasa al compañero que se tiene al lado”, expresó Nahuel con un tono motivador buscando siempre algo diferente para que “el martes que viene los chicos tengan ganas de venir al taller”.

Cine en Movimiento dictó talleres audiovisuales para 1500 chicos en Berazategui, Quilmes, La Plata, San Justo y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se realizaron 270 producciones y hubo experiencias puntuales fuera del conurbano en Oberá (Misiones) y en distintas localidades de Entre Ríos.

De esta provincia surgió uno de los jóvenes que hoy ya es parte del grupo de coordinadores de los talleres: Maximiliano Neri fue quien realizó la experiencia en Urdinarrain, estudió cine en La Plata, y pasó de ser alumno al staff. Y también ya tienen más de 300 videos subidos a su canal.

No sólo son jóvenes los que participan sino que hay talleres para chicos de jardín de infantes, jubilados, mujeres detenidas o veteranos de la guerra de Malvinas.

Entre los 14 chicos que se acercan cada martes -de 16.30 a 20- para seguir aprendiendo sobre el séptimo arte, está Camila (16 años) que ya sumó a sus primos al proyecto: “Somos una familia. Más allá de los problemas que tengamos en la vida, acá encontramos una contención”,  valoró la chica que lleva cuatro concurriendo.

Brenda es una apasionada por el taller pero empezó a estudiar la carrera de enfermería. En tanto, otros de los chicos estudian trabajo social u operador socio cultural, mientras que algunos están terminando el primario o secundario.

“Para nosotros es una batalla día a día sacarle un pibe a la calle, es un proceso que ya lleva 10 años para formar a los pibes y ganarle a la droga. Cine en movimiento piensa la herramienta audiovisual como una capacidad para construir pensamiento a través de una cámara. Cuando un pibe que transitó por el taller se posiciona con un pensamiento crítico, eso es un salto cualitativo. Después empieza a circular por distintos caminos, aunque no estudie cine”, explicó Nahuel.

Un ejemplo que rememoraron fue el caso de Adrián con problemas de adicción al paco en otro lugar donde trabaja la ONG, en Ezeiza, que realizó el video Rescatarme para rescatar (2007). “Allí decidió entrevistar a su madre y él utilizó la herramienta audiovisual para poder decirle lo que no podía sin la cámara. Le habló y la abrazó por primera vez”, relató Nahuel.

El cierre del ciclo de esta herramienta de inclusión social, concuerdan los coordinadores, es lograr que los chicos siguen con la rueda de la enseñanza a otras generaciones y que se sientan reconocidos. “Por primera vez me sentí yo”, fue la frase que un chico le dijo a Nahuel  tras ser aplaudido en la transmisión de un cortometraje en el Cine Gaumont hace ya unos cuantos años.