Tras la reglamentación de la Ley de Víctimas se creó el Centro Nacional de Asistencia a las Víctimas de Delitos (CENAVID), que busca proteger a las personas que toleraron distintos tipos de delitos, así como coordinar su asesoramiento jurídico, psicológico y social en los centros de atención de todo el país. Su titular, la abogada Natalia Figueroa, trabajó antes en la fiscalía especializada en Violencia de Género de la Unidad Fiscal Este de la ciudad de Buenos Aires.

Figueroa explicó que las víctimas podrán asesorarse sobre este servicio en los Centros de Acceso a Justicia (CAJ) de todo el país o llamando a la línea 149 de forma gratuita las 24 horas del día.

El CENAVID nuclea a distintos programas que ya tenía el Ministerio vinculados al tratamiento de víctimas: el programa Nacional de Lucha contra la Impunidad, el programa Las Víctimas contra las Violencias y el programa nacional de Rescate y Acompañamiento de Víctimas Damnificadas por el Delito de Trata de Personas.

-¿Qué es el CENAVID?

-Es el Centro Nacional de Asistencia a las Víctimas de Delitos creado y pensado por la nueva legislación, la Ley 27.372, para nuclear a todos los centros de víctimas y su coordinación interinstitucional. Está orientado a garantizar que todas las víctimas reciban asistencia, que no se produzca revictimización, que sean bien tratadas e informadas sobre sus derechos y garantías en el proceso judicial.

¿En qué tipo de delitos interviene el organismo?

-Los delitos más graves y complejos en donde intervenimos están abarcados por los tres programas que nuclea el CENAVID. Se brinda asistencia social, psicológica y legal a víctimas de todos los delitos. Intervenimos en un expediente judicial a favor de la víctima o sus familiares a través de oficios, sugerencias o asesoramiento. La ley de Víctimas vino a garantizar el derecho a la información y la participación en todo el recorrido de una causa judicial.

-¿Quiénes integran el equipo de trabajo?

-El equipo está conformado por dos abogadas, una socióloga y una psicóloga, más dos personas administrativas para cubrir la función de asesorar legamente a las víctimas y para expresar su voluntad en el proceso. No tenemos patrocinio jurídico, que es función de la Defensoría General de la Nación.

-¿Cómo se pueden contactar las personas con el CENAVID?

-A través de la línea 149, de asistencia a víctimas. Y también a través de juzgados o fiscalías nacionales y federales. Nos contactamos en forma telefónica y hacemos saber al juzgado la voluntad de la víctima. Si es necesario, la acompañamos personalmente en cada caso particular.

-¿Cómo trabaja el organismo?

-El CENAVID coordina con las distintas oficinas con asiento en las provincias para realizar una derivación responsable, como misión fundamental. Además cuenta con los 89 Centros de Acceso a Justicia (CAJ) que pertenecen a este Ministerio para efectuar una intervención responsable cuando la víctima así lo requiera.

-¿Cómo funciona la línea 149?

-Es una línea nacional y gratuita que funciona las 24 horas del día, los 365 días del año. Es una línea de asesoramiento integral a víctimas de delitos que pueden requerir asesoramiento legal, acompañamiento psicológico o una derivación responsable a los CAJ o a los organismos de víctimas locales o provinciales en el interior del país. No es una línea de denuncia. A través del CENAVID las personas pueden acceder al derecho a ser informado en qué juzgado o fiscalía interviene su causa, o cómo buscar este tipo de información. Es un reclamo muy presente en las víctimas acceder a la información que se deriva de su caso. Realizamos el vínculo ente el vocabulario jurídico de los abogados y las víctimas.

-¿Cuándo una víctima es revictimizada?

-Se revictimiza con actos efectuados por operadores judiciales que refuerzan el dolor por el delito. Revictimizar es convocar a la víctima para preguntarle lo mismo que ya está escrito en el caso. Por ejemplo, que una víctima debe relatar muchas veces aquello que le ocurrió y sin ninguna otra información que implique una novedad en el expediente. Revictimizar es que un juez rechace un informe médico y se lo solicite a otro que sea forense. Así, se vuelve a someter a la víctima de abuso a otro chequeo médico. Otro acto revictimizante que nos pasa a las mujeres es el prejuicio judicial de que somos “fabuladoras”. A una víctima de violencia sexual que tiene daños psíquicos por el delito que sufrió, en un juzgado pueden preguntarle si está mintiendo o fabulando. Pero si a un hombre le roban el estéreo del auto no se le cuestiona si miente. Por ello, vamos a trabajar para reducir la revictimización que provocan las malas prácticas de los operadores judiciales.