En 15 meses, el programa Las Víctimas Contra las Violencias recibió más de 5700 llamados. Casi la mitad fueron denuncias de abusos, un delito de ocurre con frecuencia en el ámbito intrafamiliar. Cómo actuar ante la presunción de abuso infantil.

La Campaña “Hablar es empezar a prevenir” que lleva adelante el Programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, releva periódicamente los mensajes que dejan familiares, amigos o víctimas directas de abusos sexuales en la línea telefónica 0800-222-1717 o al correo electrónico 08002221717@jus. gov.ar

Abuso sexual quien llamaDesde que se creó la línea de denuncia, el 19 de noviembre de 2016 y hasta el 28 de febrero último, el equipo de profesionales dirigido por la psicóloga Eva Giberti atendió 5706 llamadas de todo el país sobre casos de diferentes tipos de violencias. Del cómputo surge que casi la mitad (49,8%), es decir, 2842 casos, fueron denuncias correspondientes a abusos sexuales.

Como cada caso denunciado puede tener a más de una víctima, entre menores y adultos, el número de personas atacadas sexualmente llegó a 3049, de los cuales 777 son adultos y 2094 (el 68,6 por ciento) niños, niñas y adolescentes. Los números marcaron que existen víctimas adultas que se contactaron a la línea por hechos sucedidos también en su infancia.

El informe destaca que 7 de cada 10 víctimas menores de 18 años son niñas y que, entre ellas, el 38 por ciento no cumplió los 12 años.

Entre las víctimas menores de edad, un 31,2 por ciento son mujeres que sufrieron “abusos entre los 12 y los 17 años”, mientras que el 23,4 son más chicas, de 6 a 11 años. La cifra disminuye si hablamos de varones: 6,4 entre los 12 y 17 años, y 12 por ciento entre los 6 y los 11.

La estadística indica que de las personas que denunciaron un abuso, 2094 tenían un vínculo con su agresor: en el 64,2 por ciento (es decir, 1344 casos) se trató de “familiares”. De ese número, el 35,4 por ciento son “padres” de las víctimas, y un 18 por ciento, “padrastros”, mientras que otros lazos -cercanos o no: hermano/a, abuelo, madre, tío, etcétera- representaron el restante 65 por ciento.

Abuso sexual Formas de violenciaAl respecto, Giberti opinó que en la génesis del por qué la mayoría de los casos de abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes se produce dentro del contexto intrafamiliar “es evidente que la familia no es el ámbito más seguro para el desarrollo de los niños y de las niñas”. Para la especialista, “en el hogar de un varón padre que es abusador -también puede serlo un abuelo o tío- impera el modelo patriarcal, el cual considera que los niños son una propiedad más de los adultos”.

“Creo que, en lo que respecta a las políticas del Ministerio, es destacable haber abierto un canal para hablar públicamente del tema, para rescatar el delito del silencio y el secreto”, consideró la titular del programa Las Víctimas Contra las Violencias.

La línea telefónica nacional para denuncias de abuso sexual infantil atiende las 24 horas, los 365 días del año, a través de la intervención de un equipo especializado de psicólogas, psicólogos, trabajadoras y trabajadores sociales.

Paralelamente, el informe muestra que casi la mitad (44,5 por ciento) de las personas que llamaron para denunciar son familiares de las víctimas, y que un 29 por ciento de los llamados llegaron desde “instituciones” relacionadas con la temática, como ONG o entes de protección de niños, niñas y adolescentes.

En cuanto a la distribución geográfica, de los 2842 casos de abuso relevados, 2198 provinieron de hogares de la provincia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La tendencia marca un aumento de los llamados en todas las provincias, comentaron desde el Programa.

Las formas de la violencia sexual

“La forma frecuente de victimización sexual contra niños, niñas y adolescentes es el tocamiento seguido por la violación. Se registran casos en que una víctima puede sufrir más de un tipo de agresión sexual”, expresa el informe del programa.

Por eso, Giberti recomendó que ante la mera “presunción” de un abuso se comience a prestar atención a la conducta del niño o la niña para reconocer cambios en ella, como “trastornos en el sueño, problemas de retenciones de esfínteres, lenguaje sexualizado propio del adulto”, enumeró la psicóloga. “También se debe observar el comportamiento del adulto varón cercano al niño o niña y estar atentos a los juegos que este propone”, completó.